El capitán del ejército Carlos Enrique Freyre escribe literatura fantástica, pero él mismo parece sacado de una narración llena de eventos extraordinarios. Graduado en el arma de infantería, y con dos experiencias de combate en el valle de los ríos Ene y Apurímac, este joven oficial ha convertido al país, que recorre constantemente, en su abastecedor natural de ficciones.
En realidad, el uniforme es su ventaja. Solo un militar, que a ratos parece un trotamundos, podría ser testigo del trabajo de los rezadores que tratan de resucitar a los difuntos en la morgue de Tumbes, del nacimiento de pueblos alrededor de una carretera en la selva, de la muerte de otros por abandono, o escuchar de primera mano las historias de genios en el Altiplano.
Son estos relatos con los que se ha alimentado para crear la historia de Teófilo Bernabé, un hábil puneño -hijo de contrabandistas de artefactos eléctricos- que inventa una máquina para comunicarse con Gianina Robinson, su amada muerta.
La saga del ensimismado inventor -una cualidad que comparte con el Reed Richards de Stan Lee y con el doctor Frankenstein de Mary Shelley- está contenida en El Fantasmocopio, novela publicada por la editorial Estruendomudo, poco antes de la reciente Feria Internacional del Libro.
Este blog conversó con Freyre sobre este trabajo y sobre el futuro, no tan lejano, de Teófilo Bernabé. Con este diálogo inauguramos nuestra sección de entrevistas a autores de literatura fantástica.