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Rosa Cuchillo, diosa madre


Este es un post que quería escribir desde hace tiempo. En verdad, no puedo negar que la historia de Rosa Cuchillo siempre me ha parecido fascinante. Esa manera en la que su autor, Óscar Colchado, supo mezclar un episodio tan crudo y dramático como la época de violencia terrorista con los mitos andinos sobre la muerte y la redención.

El argumento de la novela es bastante conocido. Rosa Wanka (Rosa Cuchillo) muere de pena al enterarse del deceso de su hijo Liborio, un muchacho reclutado por Sendero Luminoso, cuyo cuerpo es volado por granadas de guerra y echado a una fosa común.

A partir de entonces, el alma de Rosa vaga por el mundo de los muertos, hasta que Wayra, el perro que tuvo de niña, la guía hacia el cielo, el Janaqpacha. En su trayecto, la protagonista se encuentra con una serie de espantos de la tradición andina y de dioses de nuestra mitología. El propio Colchado reconoce que su intención era recuperar en su novela el valor de estos mitos.

Paralelamente al viaje de la madre, en una suerte de flashback, el autor también cuenta cómo fueron los últimos días de Liborio, enamorado, perdido en la selva y receloso de los métodos de los terroristas.

Hace una semanas pude por fin contactarme con Óscar Colchado para hablar sobre su novela. Y si bien no pudo recibirme personalmente, porque su estado de salud es delicado, si aceptó responder mis preguntas por correo electrónico. Este es el resultado.

¿Cómo calificaría a su novela? ¿En qué genero novelístico la pondría?

Los estudiosos de la literatura sitúan a mi novela dentro de la corriente de lo real maravilloso. El pionero en el estudio de esta tendencia narrativa fue el cubano Alejo Carpentier y en el Perú, José Antonio Bravo, quien se dedicó a analizarla junto a otras corrientes afines.

Actriz Ana Correa interpretando a Rosa Cuchillo

La novela está dividida en dos niveles. Por un lado está el viaje de Rosa Cuchillo por el mundo de los muertos, el Ukhupacha, hasta llegar al cielo, el Janaqpacha. Y por el otro, están los últimos días de Liborio, hijo de Rosa y miembro de Sendero Luminoso, ¿siempre tuvo en mente esta estructura? ¿Por qué no hizo dos historias distintas?

En realidad, mi novela iba a narrar solo el viaje de Rosa Cuchillo por el trasmundo, pues el avance de los estudios sobre el más allá de nuestros padres precolombinos había sido muy disperso y faltaba una estructuración que le diera coherencia. Es por eso que, reuniendo las versiones orales que me fue posible recoger y recurriendo a diversas fuentes escritas, logré darle esa articulación con la que funciona la novela en la parte mítica; mas, como esos años en que yo me hallaba afanado escribiendo, ocurrían en el Perú los hechos lamentables de esa guerra fratricida donde no se respetaban las creencias mágico religiosas del campesinado, que se hallaba entre dos fuegos, vi que convenía juntar esta historia también -la de la guerra- para articularla en un solo soporte.

En la novela hay una serie de referencias a figuras de la tradición y la mitología andina. Están el Jarjacha, el condenado, deidades como Cavillaca, ¿cuando escribió la novela ya tenía conocimiento de esta figuras o fue informándose de a pocos de todos estos personajes?

Ocurrieron las dos cosas: por un lado recurrí a mi memoria personal acerca de lo que se hablaba sobre seres míticos de la tradición oral en el mundo andino donde nací y, por otro lado, me fui informando acerca de los personajes míticos y real maravillosos de otros lugares de los Andes, en donde constaté que esos personajes eran comunes en toda la región andina, sólo diferían a veces por el cambio de nombre y alguna característica propia del lugar.

¿Es justo decir que Rosa Cuchillo es una suerte de Divina Comedia con elementos andinos?

Sí, podría decirse. Sin embargo, la Divina Comedia -que es la mitología del mundo cristiano- se parece también a la concepción de la muerte que se da también en la mitología de otras culturas; por ejemplo en el mundo griego, de la que La Divina Comedia heredó muchos elementos. La mitología andina tiene elementos propios que se asemejan a veces a los de otras culturas. Por ejemplo, el perrito Wayra es quien guía a Rosa Cuchillo por el mundo de los muertos y alguien podría decir que es una adecuación de Virgilio conduciendo a Dante. Sin embargo, no es así. Hasta hoy existe la creencia en diferentes puntos del ande, la costa y la selva acerca de ese perrito mítico conduciendo a su dueño hacia el paraíso indio, tal como se creyó muchos siglos atrás; como es el caso del Señor de Sipán, donde se han hallado cánidos acompañándolo en su sepulcro.

Liborio vuelve a la tierra de los vivos después de encontrarse con su madre, ¿es el cabo suelto que dejó para continuar en algún momento con la historia?

Sí, pensaba hacerlo. Ahora ya no estoy tan seguro de eso.

¿Le gusta la interpretación que se ha hecho de su novela en el teatro? ¿Le gustaría verla en una serie de televisión o en historietas?

Sí, me encanta el trabajo de Yuyachkani y particularmente la interpretación de Ana Correa. Igualmente me encantaría verla en TV. Aunque en historieta ya lo ha hecho parcialmente Gladys Flores para la Editorial San Marcos. Y ha quedado muy bien.

P.D. Días después de que me enviara sus respuestas, Don Óscar me invitó a la presentación del libro de su hija Patricia, La danza del narciso, allí pudimos conversar unos cuantos minutos. Es el complemento ideal para este post. (Como siempre, la edición es de mi buen amigo Carlos García de Número Zero)

Versión de Rosa Cuchillo de la editorial San Marcos.

El día de Alan Moore y Óscar Colchado


Watchmen, obra cumbre del guionista británico Alan Moore, y Rosa Cuchillo, mitología andina en su máxima expresión, gracias a Óscar Colchado.

No recuerdo cuál fue el primer comic que leí. Solo me acuerdo que había un robot dorado, que Superman había sido dibujado por Curt Swan, que era de tamaño águila (20 x 13 cm.) y que para ese entonces creía firmemente que el encapotado de rojo y azul hablaba mi idioma y que sus historietas las hacían unos hábiles señores mexicanos, que le habían robado la idea a sus vecinos gringos.

Para esa fecha, era difícil imaginar el tiempo que le iba dedicar a ese paladín y a sus amigos enmascarados, superveloces e indestructibles. No me detuve, hasta después de muchos años, a pensar que las historias que me contaban esos papeles mojados en tinta de colores eran absurdas y un poco ridículas. Yo solo me dediqué a disfrutar la fantasía del hombre que podía volar, y que llegaba siempre a tiempo para salvar a su novia de su enésima caída del piso más alto de un rascacielos.

Disfruté y todavía disfruto mucho con ese tipo de fantasía. Y lo bueno de los héroes es que siempre te llevan por la ruta de otros titanes. Debía tener 10 u 11 años cuando La Odisea llegó a mis manos, y un poco más cuando La Ilíada desconfiguró todas mis funciones cerebrales. El efecto del papel mojado en tinta negra fue idéntico al que producían mis viejas viñetas. La literatura me acompañó desde entonces, aunque siempre como una hermana menor de mis historietas.

Pero en los 90 y sobre todo en estos últimos 10 años la cosa se fue emparejando. He debido de leer a Alan Moore al mismo tiempo que a Lovecraft, y he tenido a Frank Miller compitiendo con Bram Stoker, por un turno en mi mesa de noche.

Recientemente, sin embargo, le puse un nuevo requisito a los cuentos y novelas que leería: debían ser peruanas, pero llenas de la misma fantasía que ya había visitado con autores extranjeros. Y aunque aún tengo una deuda pendiente con José Adolph, creo que he ido cumpliendo con mi propósito. Desde la conmovedora historia de Rosa Cuchillo de Óscar Colchado hasta el reciente Fantasmocopio de Carlos Enrique Freyre, la literatura fantástica peruana se ha convertido en mi nueva compañía.

Este blog trata de esta nueva relación, de mitología andina, de vampiras que arriban a Pisco, de viajes en el tiempo y de mundos en los que ganamos todas las guerras que hemos perdido. Los que frecuenten este espacio podrán encontrar a los autores de estas historias o a sus más fieles lectores. Y también, claro, estarán presentes mis viejos amigos encapotados. Habrá mucho spandex (material que se usa para confeccionar el uniforme de los superhéroes) y comentarios sobre el mainstream gringo. No le cierro las puertas a DC o a Marvel. En realidad, hoy le abro las puertas a todos. Bienvenidos.