Categoría: Cómics

El fin del mundo empezará en Loreto


Resplandor 4

A riesgo de tropezar y rodar por el piso, el escritor loretano Paco Bardales siempre mira al cielo. Vigila el horizonte en busca de algo fuera de este mundo que responda a sus preguntas de niño. Como tantos otros, quiere creer.

Paco creció con la esperanza de convertirse en un investigador de fenómenos paranormales para dar por fin con los ovnis que le habían sido esquivos desde pequeño. Con treinta y pocos años sobre la espalda, convertido en promotor cultural, periodista y productor audiovisual, queda claro que las aspiraciones de Paco fueron diluyéndose, aunque todavía guarde el remoto deseo de conocer a un primo de E.T.

Pero, para sacarse el clavo, el autor ha decidido contar todo lo que sabe de platillos voladores, y el próximo 21 de diciembre, fecha del apocalipsis maya, presentará Resplandor, su primera novela de ciencia ficción.

Hay mucho humor negro en esta novela, y también trabajo de investigación.

Desde que empezó con el libro, hace unos cuatro años, el autor se trazó la meta de nutrir sus historia con hechos reales. Y por ello, mientras narra cómo se da la caída de la primera nave extraterrestre en la Amazonía, desfilan por su novela personajes que pertenecen a la Oficina de Investigación de Fenómenos Anómalos Aeroespaciales de la FAP, organismo que formalmente pertenece al Estado Peruano desde el 2001.

También es mencionada la Operação Prato (Operación Platillo), una investigación realizada en 1977 por el gobierno de Brasil, en colaboración con Estados Unidos, para resolver el por qué de hechos singulares ocurridos en la isla de Colares, estado de Pará.

Finalmente, el presidente Ricardo Bruño, mandatario del Perú en el que ocurren todos los sucesos de Resplandor, vive una situación similar a la que se dice protagonizó Alberto Fujimori: el avistamiento de un ovni (y la entrega de un pequeño niño que hoy es congresista). Algo de lo que el propio Paco ya había escrito antes.

Con todos estos elementos, Resplandor es un consomé sabroso que viene respaldado por un corto de 15 minutos que Paco estrenará el día de la presentación de su libro. Y como una deferencia con este blog, el autor nos ha dejado en exclusiva el trailer del mismo. Disfrútenlo a continuación de la entrevista que le hice.

Portada de Resplandor en la edición de Tierra Nueva.
Portada de Resplandor en la edición de Tierra Nueva.

Michael Chabon, el Escapista y el extraño experimento de Dark Horse


Poster de El Escapista salido de la pluma de Mike Mignola.

En 2001, el escritor norteamericano Michael Chabon, de origen judío, ganó el premio Pulitzer. Y sin planificarlo le regaló un superhéroe a la editorial Dark Horse, madre de Hellboy y de otras criaturas de papel.

La novela con la que Chabon ganó este trofeo era ambiciosa. Y como lo estipula el premio, narraba un aspecto de la vida en los Estados Unidos: la llegada de los migrantes europeos durante la Segunda Guerra Mundial en 1939.

Michael Chabon
Michael Chabon
El nombre de la novela es Las Asombrosas Aventuras de Kavalier y Clay (Amazing Adventures of Kavalier y Clay). Y el Amazing del título no era gratuito. Era una referencia directa a Amazing Fantasy, título en el que apareció por primera vez Spiderman, el personaje más icónico de Marvel Cómics.

¿Y por qué Chabon usó esta referencia? Porque su novela también contaba la historia de una primera vez, de un nacimiento, de cómo se inició la industria del cómic superheroico con el que Estados Unidos inunda las calles de todo el mundo.

Para lograr que su novela fuera una ecuación perfecta, Chabon sumó dos factores históricos. Migrantes europeos, pobres, y una industria naciente, llena de empresarios explotadores que pagaban centavos por hoja dibujada. El resultado fue su propia visión del escenario en el que se cimentó la industria que hoy gana millones de dólares en películas, historietas y merchandising.

Pues bien, hasta allí el esquema marchaba muy bien. Luego Chabon tuvo que construir la personalidad de los héroes de su novela. Los primos Josef Kavalier y Samuel Klayman (Kavalier y Clay). El primero nacido en Praga, obsesionado con vengarse de los nazis que lo apartaron de su familia, aprendiz de mago y dibujante. El segundo, neoyorquino, ilustrador pero con menos talento que su primo. Eso sí, ambicioso y bueno para los guiones.

Ambos dan vida a El Escapista, paladín enmascarado de Empire City, que se libra de cualquier trampa mortal gracias a habilidades parecidas a las de Harry Houdini y a su mística Llave Dorada.

El éxito de este personaje convierte en celebridades a Kavalier y Clay. Y, en el ocaso de sus carreras, ya viejos, los dos son venerados en convenciones de fanáticos de la historieta.

El Escapista en los lápices de Jason Alexander
El Escapista en los lápices de Jason Alexander

Pero la historia de esta novela no acabó en su página 734. Continuó en otro formato.

En el 2004, la editorial Dark Horse propuso a Chabon publicar una historieta con el personaje de sus personajes. El autor aceptó y gracias a esa sociedad nació The Amazing Adventures of Escapist, una serie de ocho números, que volvió dos años después con otros seis números.

No es todo. Hasta el año pasado, el propio Chabon alimentó las versiones que hablaban sobre el interés de Hollywood por llevar su novela a la pantalla grande. También se ha dicho que podría hacerse una miniserie para la televisión. De cualquier forma, artistas como el director de cine Jamie Caliri ya han hecho sus propios ensayos con los personajes de Chabon. (Pueden ver el corto de Caliri con El Escapista al final de este post). Es el tiempo el que dirá si Kavalier y Clay pueden romper las cadenas que los atan al papel y logran protagonizar algo en tres dimensiones.

Tomo 1 de El Escapista en edición de Planeta y Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay de Michael Chabon.

El amable engendro de Carlos Saldivar


Frankenstein ilustrado por la artista Abigail Larson

Carlos Saldivar es un escritor pero a la vez un coleccionista, un apasionado de la literatura fantástica que puede recitar nombres de autores, cuentos y novelas sin detenerse. Va más allá de los clásicos. Para él no son suficientes Poe, Bram Stoker, Lovecraft o Clemente Palma. Hace falta conocer lo último, desde lo que publica la norteamericana Weird Tales a lo que exhibe Casa Tomada en su catálogo.

La primera vez que lo vi, llevaba varios libros que iba a intercambiar con otros aficionados al terror o a lo fantástico. Y eso me dejó sorprendido. Como ya dije, Saldivar es un estudioso del género, pero no tiene la pose del erudito, disfruta su chamba como cualquiera. Por eso tiene esta dinámica de cambiar libros con los amigos, todo sea por nutrir su colección.

Su interés por lo fantástico lo ha llevado a conocer a otros aficionados con los que ha hecho equipo al publicar fanzines como Argonautas y El Horla o recopilatorios como Nido de Cuervos, pero, claro, también tiene su propia producción. Entre sus libros se encuentran Historias de Ciencia Ficción y Horizontes de Fantasía, pero es un cuento en solitario el que quizá sea su producción más lograda.

El Otro Engendro fue publicado este año y es la interpretación de Saldivar sobre el mito de Frankenstein (a la distancia, me parece similar al ejercicio hecho por Glauconar Yue con Drácula y del que ya hemos hablado en este blog).

En la breve entrevista que le hice, Saldivar cuenta cuáles fueron sus influencias para escribir sobre Frankenstein y cómo funciona exactamente su cuento. Échenle un ojo. (Ayer, el propio Carlos colgó la versión PDF que la editorial Alfa Eridiani colgó de su cuento. Este es el enlace)

Publicaciones de Carlos Saldivar. Al fondo, los tres números de El Horla. A la derecha, el libro de cuentos Horizontes de Fantasía y en primer plano (algo chueco) El Otro Engendro.

Hellboy trae de vuelta su crucifijo al Perú


Si me pidieran nombrar un buen personaje creado bajo el formato clásico del superhéroe pero que se mantiene fuera del circuito de Marvel y DC, que tiene una dinámica propia y un nutrido universo de personajes secundarios, mi primera opción sería Hellboy (la segunda sería Invencible de Robert Kirkman pero eso no viene al caso).

Para muchos, Hellboy es un cómic de historias sencillas y bien armadas, nada más. Pero para su creador, el norteamericano Mike Mignola, Hellboy fue la llave de la consagración. Y no solo por el éxito comercial que tuvo su coloso rojo, sino porque demostró que además de ser un notable dibujante, que sorprendía con los claroscuros de sus viñetas, también podía escribir guiones con bastante solvencia.

Veámoslo de esta manera, al crear a Hellboy, Mignola pasó de jugar con las sombras de la capa de Batman o lo colorido del mundo de Kriptón a contar historias en las que se fundían el universo de H.P Lovecraft, las historias de terror del folclore escandinavo, ruso o japonés y los cómics pulp. Y no lo hizo porque hubiera guardado por años esas ficciones, Mignola se puso a escribir recién cuando publicó los primeros números de Hellboy, como quien suma un nuevo oficio a su trayectoria.

Hellboy vs Hécate en una viñeta de la saga Despierta al demonio.

De hecho, Semilla de Destrucción, la primera historia de Hellboy tuvo que ser coguionizada por Mignola y John Byrne (desde el sábado 23 de junio, esta historia es publicada en el Perú por la sorprendente Editorial Vuk). El miedo al debut en los guiones hizo que Mignola pidiera ayuda a su amigo Byrne, pero luego de esa primera experiencia corrió en solitario y no paró hasta dejar establecidos los cimientos del universo de Hellboy.

Y este trabajo, que demandó el esfuerzo no solo de escribir sino de empaparse de los mitos y cuentos populares que se adaptarían al universo de Hellboy, dio frutos. Hellboy ha sido llevado al cine dos veces, además se han hecho dos películas animadas sobre el personaje, y se han lanzado otros títulos relacionados con el gigante rojo y sus compañeros del Buró de Investigación y Defensa de lo Paranormal o BPRD.

La influencia de Lovecraft en el universo de Hellboy es notoria. En esta viñeta de la saga Batman, Hellboy, Starman, el propio demonio rojo bromea con la figura del autor del Horror de Dunwich. «Lovecraft sabía algunas cositas», dice.

¿Y quién (cuernos) es Hellboy? La película de 2004 de Guillermo del Toro explicó bien que el personaje llegó a la tierra como parte de un experimento nazi con el que se quería invocar a gigantescos y antiguos demonios, muy del estilo lovecraftiano, que existían fuera de esta dimensión. Sin embargo, Hellboy termina uniéndose a los aliados y combatiendo a los expertos en ocultismo del Tercer Reich, entre ellos a Grigori Rasputin, una adaptación libre del monje vinculado a la dinastía Romanov, en el final de la Rusia zarista.

Pero Hellboy no solo se ha agarrado a puñetazos con adaptaciones de personajes históricos, también lo ha hecho con clásicos de cuentos de terror como Baba Yaga, la bruja más célebre del folclore ruso, o con la griega Hécate, diosa de la hechicería.

Además, se ha nutrido de clásicas historias de monstruos hollywoodenses como vampiros y hombres lobo. Precisamente, uno de sus amuletos contra chupasangres lo vincula a nuestro país. En las características especiales del DVD de la primera película de Hellboy se hace un paneo de todos los elementos que contiene el cinturón del héroe. Está el Samaritano, la pistola especial de Hellboy que dispara virutas de plata mezcladas con agua bendita, hojas de trébol y roble blanco, uno de los tres denarios con los que el Papa Gregorio VII capturó al hombre lobo de Mantua en 1083, una calavera de azúcar de México, y un crucifijo especial que le perteneció al jesuita Luis Navarro, que mató 113 vampiros en La Oroya, Perú.

¿Cómo? Pues sí, este Hellboy, que la editorial Vuk ha traído con acierto a nuestro país, ya lleva algo peruano en su cinto. Es justo, entonces, que por fin haya pasado por aquí a decirnos hola.

El cinturón de Hellboy.
El crucifijo de Hellboy en imagen congelada del DVD francés. Para los que se pierden en el idioma de Zidane, la leyenda dice lo siguiente: «Este artefacto le perteneció al sacerdote jesuita Luis Navarro que personalmente destruyó 113 vampiros, el 5 de agosto de 1709 en La Oroya, Perú.
El primer cómic de Hellboy publicado en el Perú por Editora Vuk, escoltado por algunos tomos de Norma.

Un regalo para el sur


Ilustración promocional para el Drak, tomada de la cuenta de Flickr de Diego Rondón.

Fue inesperado, un pedido curioso y una responsabilidad. Era 2008, andaba en busca del cómic chileno Diablo Crónicas pero ninguno de mis conocidos en Santiago, que son pocos, daban con él. Intenté comprarlo por internet pero ninguna tienda santiaguina lo incluía en sus catálogos en línea. Finalmente contacté con el dibujante Mauricio Herrera, co creador de Diablo, el protagonista de la historieta que me interesaba, y de la sorpresa pasó a la amabilidad. Herrera prometió mandarme un ejemplar de Diablo Crónicas sin costo alguno, pero puso una condición: «Yo te mando Diablo Crónicas y tú me mandas un cómic de Perú, lo mejor, alguna cosa de aventuras». Para ser justos, Herrera no cumplió su promesa. Tuvo que viajar de Santiago a Ciudad de México, y el tránsito entre ambos puntos lo dejó sin tiempo para ocuparse de mi pedido.

Pero a mí ya me había dejado una duda. ¿Qué cómic peruano podía enviarle a un exitoso dibujante chileno? ¿Y de aventuras? ¿Existía tal cómic?

Sí, y ahora que escribo estas líneas lo tengo al costado y no puedo dejar de admirar la belleza de su portada. El Drak era la respuesta a mis preguntas.

Páginas 40 y 41 de El Drak.

Esta historieta fue publicada en 2004 y curiosamente también venía del sur, como el pedido de Herrera. Diego Rondón, su creador, es arequipeño y publicó la historieta en su ciudad natal.

¿Y por qué elegí El Drak? Simplemente porque reunía todos los requisitos señalados por Herrera. Era una historieta completa, autoconclusiva, de 52 páginas. Contaba una aventura, la de un ser sobrenatural que al estilo del Cuervo de James O’ Barr (el mismo personaje que interpretó en el cine el desaparecido Brandon Lee), debe llevar a cabo una venganza.

No era todo. El arte de Rondón, la atmósfera llena de grises que tan bien domina, eran la receta perfecta para contar esta historia de crimen mezclada con relato sobrenatural (Para ver un poco más de ella, además de las fotos, he puesto al final de este post el trailer animado de la historieta).

Luego de este hallazgo, he seguido el trabajo de Diego Rondón. El artista ha integrado el colectivo Pandemia y también ha llevado su trabajo fuera del país, junto a otro talentoso arequipeño; César Carpio. Su trabajo puede verse en estos enlaces (Aquí) (Aquí) y (Aquí).

Bueno, y como para ponerse a tono con estas fechas, y por ser este mi último post del año, he decidido regalar un ejemplar de El Drak. Basta con que los lectores respondan una pregunta: ¿Cómo se llama el cómic español de la editorial Glénat en el que ha colaborado Diego Rondón? Más fácil imposible. Obviamente, gana el primero que deje la respuesta acertada en los comentarios de este post. Les pido dejar su correo electrónico junto a su respuesta.

El Drak en Park Comics, la tienda de Molo y Fab, ubicada en la Galería Santa María, Arnaldo Márquez 1318. Ofertas todo el año.

Salva el mundo y revuélcate en la cama


Portada del número 2 de Worldwatch

En el largo anecdotario del cómic superheroico gringo, Worldwatch debe tener un lugar pequeño pero significativo. Y la frase no es gratuita, el cómic, publicado en el 2004, abordó las tensiones que pueden darse en cualquier grupo de metahumanos que se reúnen para combatir a supervillanos disfrazados, poniendo énfasis en su vida sexual y sus vicios.

Como lo dijo su creador, el guionista norteamericano Chuck Austen, Worldwatch partía de la premisa de mezclar superhéroes con The Shield, la serie de televisión que narra la vida de un grupo de policías corruptos que presta servicio para una comisaría de Los Ángeles.

Chuck Austen

Claro que explorar el lado oscuro de los superhéroes no es nuevo, y en el 2006, Garth Ennis, con su The Boys, daría cátedra de cómo hacerlo, pero dos años antes Austen, con sus peculariedades, ya le había labrado un poco el camino.

Worldwatch tenía como protagonista principal a War Woman, una versión alternativa de Wonder Woman, que, a pesar de liderar el equipo de superhéroes, sufría de un grave problema para definir sus lealtades ya que sostenía encuentros sexuales con el principal enemigo de su grupo (en su propia base). War Woman estaba secundada por el trío formado por Doc Gulliver (un gigante), Sergeant Mercury (una velocista) y Tiger Princess (una versión femenina de la Pantera Negra) que disfrutaba espiando los lances eróticos de los dos primeros. Pero el personaje más complejo de la historieta era el Intercessor, un sujeto que se definía como «mensajero de Dios» y que obligaba a las mujeres que rescataba a formar parte de un culto que lo adoraba y le servía (sexualmente) en todo.

Viñeta del número 2 de Worldwatch. El Intercesor y su singular idea de la gratitud.

Con este juego de roles extremos, Austen tenía suficiente material para llamar la atención del público y hasta de la crítica, pero quiso ir un poco más allá y trató de personalizar la controversia que estaba por desatarse alrededor de Worldwatch. En la contratapa del número 3 de la historieta, un mensaje de la editorial Wild and Wooly Press, que publicaba Worldwatch, anunciaba que habían despedido a Austen porque los lectores «odiaban lo que escribía» y que sería reemplazado por el desconocido Sam Clemens.

El ceremonioso anuncio no pasaba de ser una broma de Austen pero algunos fans creyeron la historia. El autor no tuvo tiempo de explicar de qué iba el asunto pues ya no pudo sacar el número 4 debido a la falta de liquidez. Lo curioso es que Worldwatch, a pesar de los problemas de dinero de su creador, se convirtió con el tiempo en un objeto de culto y en portales como Ebay los números sueltos pueden llegar hasta los 40 dólares. Digamos que esta serie inconclusa desnudó un poco más el fanatismo de los seguidores de los héroes encapotados.

Los problemas de tener un micro traje de batalla como el de War Woman.
Encendido diálogo entre Doc Gulliver y Sergeant Mercury.
Los tres números de Worldwatch y la portada del número 4, que nunca fue publicado.