Mes: diciembre 2011

Un regalo para el sur


Ilustración promocional para el Drak, tomada de la cuenta de Flickr de Diego Rondón.

Fue inesperado, un pedido curioso y una responsabilidad. Era 2008, andaba en busca del cómic chileno Diablo Crónicas pero ninguno de mis conocidos en Santiago, que son pocos, daban con él. Intenté comprarlo por internet pero ninguna tienda santiaguina lo incluía en sus catálogos en línea. Finalmente contacté con el dibujante Mauricio Herrera, co creador de Diablo, el protagonista de la historieta que me interesaba, y de la sorpresa pasó a la amabilidad. Herrera prometió mandarme un ejemplar de Diablo Crónicas sin costo alguno, pero puso una condición: «Yo te mando Diablo Crónicas y tú me mandas un cómic de Perú, lo mejor, alguna cosa de aventuras». Para ser justos, Herrera no cumplió su promesa. Tuvo que viajar de Santiago a Ciudad de México, y el tránsito entre ambos puntos lo dejó sin tiempo para ocuparse de mi pedido.

Pero a mí ya me había dejado una duda. ¿Qué cómic peruano podía enviarle a un exitoso dibujante chileno? ¿Y de aventuras? ¿Existía tal cómic?

Sí, y ahora que escribo estas líneas lo tengo al costado y no puedo dejar de admirar la belleza de su portada. El Drak era la respuesta a mis preguntas.

Páginas 40 y 41 de El Drak.

Esta historieta fue publicada en 2004 y curiosamente también venía del sur, como el pedido de Herrera. Diego Rondón, su creador, es arequipeño y publicó la historieta en su ciudad natal.

¿Y por qué elegí El Drak? Simplemente porque reunía todos los requisitos señalados por Herrera. Era una historieta completa, autoconclusiva, de 52 páginas. Contaba una aventura, la de un ser sobrenatural que al estilo del Cuervo de James O’ Barr (el mismo personaje que interpretó en el cine el desaparecido Brandon Lee), debe llevar a cabo una venganza.

No era todo. El arte de Rondón, la atmósfera llena de grises que tan bien domina, eran la receta perfecta para contar esta historia de crimen mezclada con relato sobrenatural (Para ver un poco más de ella, además de las fotos, he puesto al final de este post el trailer animado de la historieta).

Luego de este hallazgo, he seguido el trabajo de Diego Rondón. El artista ha integrado el colectivo Pandemia y también ha llevado su trabajo fuera del país, junto a otro talentoso arequipeño; César Carpio. Su trabajo puede verse en estos enlaces (Aquí) (Aquí) y (Aquí).

Bueno, y como para ponerse a tono con estas fechas, y por ser este mi último post del año, he decidido regalar un ejemplar de El Drak. Basta con que los lectores respondan una pregunta: ¿Cómo se llama el cómic español de la editorial Glénat en el que ha colaborado Diego Rondón? Más fácil imposible. Obviamente, gana el primero que deje la respuesta acertada en los comentarios de este post. Les pido dejar su correo electrónico junto a su respuesta.

El Drak en Park Comics, la tienda de Molo y Fab, ubicada en la Galería Santa María, Arnaldo Márquez 1318. Ofertas todo el año.

Rumi, cazador de mitos


Ilustración de Lici Ramírez para Rumi y el pincullo mágico

Pensado como un guerrero errante que pasa de superar pruebas de ingenio en Chavín a enfrentar siniestras leyendas shipibas, Rumi, el personaje creado por el escritor Ricardo Vírhuez, también puede ser visto como un embajador de mitos peruanos, a los que va conociendo a través de sus aventuras.

El personaje ya tiene tres pequeños libros de cuentos publicados por la editorial Pasacalle, pero su travesía por un Perú mítico, fuera de la rigurosidad histórica, acabará recién con otras siete entregas. Es como si este Rumi encarnara nuestra propia versión de los doce trabajos de Hércules. En sus aventuras no estarán presentes el león de Nemea o la hidra de Lerna, pero sí el dios Ai apaec (el degollador moche), también el monstruo chupasangre que dio vida a los zancudos en la tradición de los pueblos amazónicos, y otras leyendas nacionales.

Virhuez, como lo afirma en la breve entrevista que le hice, ha visto a este personaje como una suerte de integrador de nuestras tradiciones, y lo hace desde el punto de vista del hombre antiguo, que tenía presente a sus deidades en todas sus actividades.

¿Cuál es el otro atractivo del personaje? Que está destinado a un público joven, que, sobre todo en provincia, ha recibido con entusiasmo la propuesta de su creador. No por nada, la primera edición de Rumi y el pincullo mágico, la aventura inicial del guerrero creado por Vírhuez, se agotó en su totalidad. Y eso, en un país que lee poco, también tiene algo de titánico.

Títulos de Rumi en la edición de Pasacalle

Salva el mundo y revuélcate en la cama


Portada del número 2 de Worldwatch

En el largo anecdotario del cómic superheroico gringo, Worldwatch debe tener un lugar pequeño pero significativo. Y la frase no es gratuita, el cómic, publicado en el 2004, abordó las tensiones que pueden darse en cualquier grupo de metahumanos que se reúnen para combatir a supervillanos disfrazados, poniendo énfasis en su vida sexual y sus vicios.

Como lo dijo su creador, el guionista norteamericano Chuck Austen, Worldwatch partía de la premisa de mezclar superhéroes con The Shield, la serie de televisión que narra la vida de un grupo de policías corruptos que presta servicio para una comisaría de Los Ángeles.

Chuck Austen

Claro que explorar el lado oscuro de los superhéroes no es nuevo, y en el 2006, Garth Ennis, con su The Boys, daría cátedra de cómo hacerlo, pero dos años antes Austen, con sus peculariedades, ya le había labrado un poco el camino.

Worldwatch tenía como protagonista principal a War Woman, una versión alternativa de Wonder Woman, que, a pesar de liderar el equipo de superhéroes, sufría de un grave problema para definir sus lealtades ya que sostenía encuentros sexuales con el principal enemigo de su grupo (en su propia base). War Woman estaba secundada por el trío formado por Doc Gulliver (un gigante), Sergeant Mercury (una velocista) y Tiger Princess (una versión femenina de la Pantera Negra) que disfrutaba espiando los lances eróticos de los dos primeros. Pero el personaje más complejo de la historieta era el Intercessor, un sujeto que se definía como «mensajero de Dios» y que obligaba a las mujeres que rescataba a formar parte de un culto que lo adoraba y le servía (sexualmente) en todo.

Viñeta del número 2 de Worldwatch. El Intercesor y su singular idea de la gratitud.

Con este juego de roles extremos, Austen tenía suficiente material para llamar la atención del público y hasta de la crítica, pero quiso ir un poco más allá y trató de personalizar la controversia que estaba por desatarse alrededor de Worldwatch. En la contratapa del número 3 de la historieta, un mensaje de la editorial Wild and Wooly Press, que publicaba Worldwatch, anunciaba que habían despedido a Austen porque los lectores «odiaban lo que escribía» y que sería reemplazado por el desconocido Sam Clemens.

El ceremonioso anuncio no pasaba de ser una broma de Austen pero algunos fans creyeron la historia. El autor no tuvo tiempo de explicar de qué iba el asunto pues ya no pudo sacar el número 4 debido a la falta de liquidez. Lo curioso es que Worldwatch, a pesar de los problemas de dinero de su creador, se convirtió con el tiempo en un objeto de culto y en portales como Ebay los números sueltos pueden llegar hasta los 40 dólares. Digamos que esta serie inconclusa desnudó un poco más el fanatismo de los seguidores de los héroes encapotados.

Los problemas de tener un micro traje de batalla como el de War Woman.
Encendido diálogo entre Doc Gulliver y Sergeant Mercury.
Los tres números de Worldwatch y la portada del número 4, que nunca fue publicado.